Inversión extranjera en Chile: las cifras hablan
KARLA FLORES, directora de InvestChile
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KARLA FLORES
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) dio a conocer hace pocos días su Informe Mundial de Inversiones 2024. El documento, una suerte de “biblia” para todos quienes trabajamos en torno a la Inversión Extranjera Directa (IED), pone en contexto los flujos a nivel global y regional, y permite que –más allá de cualquier debate interno- las cifras hablen por sí solas. ¿Y qué es lo dicen?
A nivel global, los flujos de IED en 2023 se mantuvieron a la baja, con una disminución de 2%, alcanzando los US$ 1,3 billones. Las razones no son un misterio: las tensiones geopolíticas, la fragmentación económica y las condiciones financieras más estrictas son factores que han reducido el entusiasmo de los inversionistas en muchas regiones del mundo. Para los países en desarrollo, entre los que se cuenta Chile, los flujos de IED cayeron 7%, situándose en US$ 867 mil millones.
“A nivel mundial, el país se ubicó entre las 20 economías que recibieron mayor IED en 2023, sumado a un alza de 24,5% respecto de 2022. Este aumento contrasta con la tendencia global”.
Las cifras también hablan sobre Chile. El país ha demostrado una notable resiliencia. Mientras muchas regiones experimentaron descensos significativos en los flujos de IED, Chile logró cifras récord. A nivel mundial, se ubicó entre las 20 economías que recibieron mayor IED en 2023, subiendo seis puestos en el ranking de destinos. Con más de US$ 21.000 millones y un incremento del 24,5% respecto a 2022, este aumento contrasta con la tendencia de disminución global de la IED en el mundo y en la región latinoamericana.
No solo eso: el informe señala que entre 2022 y 2023, los anuncios de inversiones greenfield en términos de montos (proyectos que se desarrollan desde cero), aumentaron 186,5% en el país, muy por sobre el 20,5% de las economías en desarrollo y el 9,1% de la región. La demanda por commodities, minerales críticos y energías renovables ha impulsado un gran porcentaje de esta cifra, donde Chile y Brasil destacan con grandes proyectos. Esto refleja que el país sigue atrayendo inversiones significativas en sectores clave como la energía verde, la minería y la tecnología.
Más allá del desafío que implica mantener el ritmo de la IED en términos de flujos, tras dos años extraordinarios, vemos un interés creciente de las compañías extranjeras por el país. Prueba de ello son las 88 propuestas, de 54 empresas distintas y 10 países diferentes que el Ministerio de Minería, con el apoyo de InvestChile acaba de recibir para desarrollar proyectos de exploración y explotación del litio; o los más de 50 representantes de compañías europeas que dialogaron con el ministro de Economía durante la gira presidencial a Alemania, Suecia, Suiza y Francia para saber más de las oportunidades que Chile ofrece.
Los resultados muestran la importancia de seguir potenciando el rol de la IED como una herramienta de desarrollo crucial para dar saltos de calidad en sectores clave, que generen un impacto positivo en nuestra sociedad y lleguen a todas las regiones. Si el mundo público y privado trabajan con ese horizonte, seguramente las cifras nos seguirán hablando, y serán buenas noticias.